miércoles, 10 de junio de 2015

TAREA 4

Década de la educación para la sostenibilidad. Temas de acción clave
Vilches, Amparo; Macías, Óscar; y Gil Pérez, Daniel
Documentos de Trabajo del CAEU de la OEI

La Década de la Educación por un futuro sostenible (2005-2014) ha sido instituida por Naciones Unidas con el propósito de contribuir a la formación de ciudadanas y ciudadanos conscientes de los problemas socioambientales a los que se enfrenta hoy la humanidad y preparados para participar en la toma de decisiones fundamentadas.
El 1 de enero de 2005 se inició el Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible, instituido por Naciones Unidas (Resolución 57/254) como un llamamiento a los educadores de todas áreas y niveles, tanto de la educación formal (desde la Escuela Primaria a la Universidad) como informal (museos, media...), para que contribuyamos a formar ciudadanas y ciudadanos conscientes de los problemas socioambientales a los que se enfrenta hoy la humanidad y preparados para participar en la toma de decisiones fundamentadas para hacerles frente.
La creciente gravedad de la situación, obligaba ya, a principios de los años 90, a hablar de una emergencia planetaria (Bybee, 1991), marcada por toda una serie de problemas estrechamente relacionados y que se potencian mutuamente: una contaminación que está dando lugar a un peligroso cambio climático y a la degradación de todos los ecosistemas; el agotamiento de recursos vitales; el crecimiento incontrolado de la población mundial por encima de la capacidad de carga del planeta; desequilibrios insostenibles, con una quinta parte de la humanidad que consume en exceso y otra quinta parte que sufre una pobreza extrema; conflictos destructivos asociados a dichos desequilibrios; la pérdida de diversidad biológica y cultural, etc.

La preocupación por los bajos índices de natalidad
trata de una preocupación frecuentemente aireada por los medios de comunicación y que conviene abordar. Se ha llegado incluso a afirmar, en un informe de la ONU sobre la evolución de la población activa, que se precisa un mínimo de 4 a 5 trabajadores por pensionista para que los sistemas de protección social puedan mantenerse. Por ello se teme que, dada la baja tasa de natalidad europ
Pero a ello se une, afortunadamente, el convencimiento (avalado por las aportaciones de numerosos expertos e instituciones) de que todavía es posible hacer frente a esta situación, si se adoptan con urgencia las medidas adecuadas, lo que a su vez exige la creación de un clima social capaz de comprender, aceptar e impulsar dichas medidas (tecnocientíficas, educativas y políticas).


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La transición demográfica
Ejemplificaremos lo que se entiende por transición demográfica refiriéndonos a lo sucedido desde fines del siglo XVIII en lo que hoy se conoce como países desarrollados.En este momento, ya en el ecuador de la Década, son veintiuno los Temas de Acción clave elaborados, acompañados por más de seiscientas expresiones clave y aunque su contenido seguirá precisando posteriores actualizaciones, el conjunto presenta ya una panorámica global de la situación de emergencia planetaria, sus causas y medidas que se deben adoptar para hacerle frente, poniendo de relieve la necesidad de un aborde holístico del conjunto de aspectos.


La tecnociencia y la problemática socioambiental
Cuando se plantea la contribución de la tecnociencia a la Sostenibilidad, la primera consideración que es preciso hacer es cuestionar cualquier expectativa de encontrar soluciones puramente tecnológicas a los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad. Pero, del mismo modo, hay que cuestionar los movimientos anti-ciencia que descargan sobre la tecnociencia la responsabilidad absoluta de la situación actual de deterioro creciente. Muchos de los peligros que se suelen asociar al “desarrollo científico y tecnológico” han puesto en el centro del debate la cuestión de la “sociedad del riesgo”, según la cual, como consecuencia de dichos desarrollos tecnocientíficos actuales, crece cada día la posibilidad de que se produzcan daños que afecten a una buena parte de la humanidad y que nos enfrentan a decisiones cada vez más arriesgadas (López Cerezo y Luján, 2000).

Llamamientos a la comunidad científica
Podemos comenzar recordando el llamamiento realizado en 1998 por Jane Lubchenco (presidenta entonces de la American Association for the Advancement of Science, la más importante asociación científica a nivel mundial), reclamando que el siglo XXI sea para la ciencia el siglo del medio ambiente y que la comunidad científica “reoriente su maquinaria” hacia la resolución de los problemas que amenazan el futuro de la humanidad (Lubchenco, 1998). Llamamientos que no han dejado de multiplicarse: podemos destacar como ejemplo más reciente el denominado “Memorando de Estocolmo: Inclinando la balanza hacia la Sostenibilidad”, firmado en mayo de 2011 por los participantes en el Tercer Simposio sobre la Sustentabilidad Ambiental (http://globalsymposium2011.org/es), promovido por Naciones Unidas, entre los que figuran premios Nobel de Física, Química, Economía, Medicina y Literatura y en el que se reclama una urgente transición a la Sostenibilidad. Mención especial merece el programa de investigación de 10 años “Future Earth – Research for Global Sustainability” lanzado en 2012 tras la Cumbre de la Tierra Rio+20 por el International Council for Science (ICSU), con el propósito de movilizar a millares de científicos y reforzar los vínculos con los responsables en la toma de decisiones, para fundamentar el profundo cambio global que supone la transición hacia la Sostenibilidad.
Principios que han de regir las medidas tecnocientíficas Según (Daly, 1991) es preciso que las intervenciones tecnocientíficas diseñadas para atender a necesidades sociales cumplan lo que denomina “principios obvios para el Desarrollo Sostenible”: • Las tasas de recolección las intervenciones tecnocientíficas diseñadas para atender a necesidades sociales no deben superar a las de su regeneración (o, para el caso de recursos no renovables, de creación de sustitutos renovables). • Las tasas de emisión de residuos deben ser inferiores a las capacidades de asimilación de los ecosistemas a los que se emiten esos residuos.


Referencias
http://www.oei.es/divulgacioncientifica/noticias_185.htm


http://www.ibercienciaoei.org/documentoiberciencia1.pdf

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